Bendita la hora: "El Palacio más real de mi reino".

ESPÍRITU DE LA SESIÓN

En Violetas en el asfalto somos especialistas en bodas con estilo propio, con un gusto por lo original, valiente y diferente. Celebraciones con personalidad, pero, por encima de todo, con significado: nos gusta que cada elemento que esa composición 360 grados que representa un evento cuente un detalle de la historia de sus protagonistas. Y que los asistentes o espectadores así lo perciban en su globalidad: un relato redondo en que todo tiene sentido y pretende transmitirles un determinado mensaje o hacerles partícipes de una experiencia inolvidable; donde nada se deja al azar.

Inspirada en buena medida en los versos de “Madrid es ella”, de Miguel Gane, “El Palacio más real de mi reino” es una sesión de inspiración que nace con un objetivo claro, reivindicar el tándem belleza-libertad: la belleza libre de prejuicios, que ama la autenticidad, pero, sobre todas las cosas, la libertad de sentirse bella siendo ella. La de la mujer REINA, feminista, empoderada; la que sube al trono de la felicidad su amor por ella misma, que le imprime una forma extraordinaria de amar a los demás. La que no teme mostrar su cuerpo y su alma de talla grande y nos enseña mucha verdad. La que sabe que su ser no es tan solo algo que aceptar, sino aquello de lo que sentir orgullo, sentirse única y sexy, y lucir en un juego exquisito de pasión y conquista cuando encuentra a ese alguien especial. La más REAL, en todos los sentidos de la palabra. Nuestra Lady Madrid: la que seduce y hace suya cada noche a la capital.

“Ella era toda la poesía que se escribía en Madrid.

El verso más bonito de Gran Vía.

La boca más hermosa de Malasaña.
Los ojos más tímidos de los cines de Callao.

La cabeza más heavy que había pasado por Argüelles.
La cintura más bonita que veías por el metro.

Las piernas más largas de la Plaza Mayor.
La falda más corta de Montera.

La musa que aun seguía inspirando a la estatua de Bécquer.
El rayo de sol más brillante de una tarde de domingo en el Retiro.

La reliquia más bonita del rastro.
La que podía domar los leones de Cibeles.

La quinta torre de Madrid.
El palacio más Real de todo mi reino.

Madrid es ella, y yo, solo una de sus calles.” — Miguel Gane

ESCENOGRAFÍA Y DECORACIÓN

El escenario en el que se desarrolla el argumento es el de una antigua casa palaciega del siglo XIX, el Hotel Orfila Relais & Châteux de Madrid, engalanado a modo de teatro estrella del cabaret, introduciendo para ello elementos de la Belle Époque y el Modernismo, con un guiño a la estética y la época del Moulin Rouge. Para ello, combinamos zonas de aspecto más relajado, natural y bohemio (exteriores de inspiración étnico-oriental, alfombras, botellas, flores, plumas…), y otras de efecto más teatral, fastuoso y a la vez decadente, supersugerente (iluminación dramática, tejidos de empaque, contrastes de color…). Burdeos, rosas y dorados son los ejes de la gama cromática diseñada, a veces contrastados con la intensidad del negro; a veces matizados por suaves tonos tierra o muted.

Estas dos vertientes se tradujeron en dos ambientes y momentos narrativos diferenciados: la ceremonia o elopement y la fiesta o espectáculo final.

En el primer caso, los novios se escapan a la “azotea” del teatro a consagrar, a solas, su unión, escena para la que creamos un camino de botellas de diferentes formas y tamaños, pintadas en distintos tonos de dorado, y decoradas con flores, plumas y velas que enmarcaban un mágico pasillo de tejidos étnicos. El pasillo desemboca a los pies de dos majestuosos maceteros de mármol que albergan unos centros gigantes (maravilla de Botanyco, responsable también de la decoración, en la misma línea, del salón, así como de un espectacular maxi ramo para la novia y un original prendido de novio), de flor exuberante: rosas de diferentes tipos y tonalidades, narcisos, escabiosas, follajes… Y magníficas proteas que encierran el lado más enigmático y salvaje de la composición: un “romanticismo oscuro” que refleja a la perfección el espíritu de la sesión. Un velo de terciopelo recorre además el balcón ante el que los novios se darán el sí quiero, ante la sigilosa pero elocuente mirada de los frescos del jardín. Y los anillos para sellar su unión, en el interior de una geoda de cobalto, con todo el encanto y magnetismo de la naturaleza que brota salvaje y abre paso a la belleza a través de las piedras cristalizadas.

La fiesta que tiene lugar a continuación se plantea como una gran “función final” que convierte el espacio abovedado del hotel en toda una sala de teatro, enmarcada por grandes cortinajes de terciopelo y una cascada de luces coronada por el cartel triunfal de neón que anuncia el espectáculo: Lady Madrid. A sus pies, una mesa nupcial que es toda una declaración de intenciones, del canto al disfrute y a la vida en que pretende convertirse la escenificación: mini-cakes de red velvet se sirven como plato principal, rindiendo homenaje a Lautrec (cuya inspiración también está presente en la sugerente invitación realizada por Fishingeye) y su célebre cita “El matrimonio es una cena que comienza por el postre”; maravillosamente retratada en el cartel transparente de metacrilato que preside el convite, inserto en la impresionante guirnalda de flores, verdes, botellas y velas que recorre todo el montaje. Los marcasitios colocados frente a cada plato nos hablan de los protagonistas de este baile por la felicidad y la autenticidad: Amor y Belleza, que estarán acompañados por Arte, Libertad, Verdad y Carpe Diem. En una esquinita, un marco con los versos que inspiraron la sesión.

No podía faltar tampoco una espectacular mesa de dulces, realizada en tres niveles, aprovechando el magnífico mobiliario barroco del Hotel Orfila. La tarta, una obra de arte firmada por Happy Ever After Cakes, reúne toda la esencia de ese “romanticismo oscuro” que impregna toda la sesión: una llamativa combinación de colores que nos habla de una realidad distinta, compleja, barroca y a la vez sincera; de burlesque, claroscuros, profundidad y contrastes, salpicados por la brillantez de los dorados y esa esperanza en forma de primavera que siempre traen las flores. Acompañan la composición una torre de fresas con fondant y rosas y un donuts corner, así como, a los pies, un cálido altar de velas y flores.

ESTILISMOS

En este contexto, diseñamos asimismo dos estilismos nupciales diferenciados, en colaboración con Me Pido Este Vestido (vestidos de novia), Karolina Fresneda (zapatos de novia), Bere Casillas (trajes de novio), Gautier Shoes (zapatos de novio), Bendita La Hora (tocados) y Acus (joyería). En primer lugar, un look de ceremonia más bohemio, descontracturado y romántico: novio con pantalón y chaleco en tonos tierra, sobre camisa celeste complementada con un original pañuelo estampado; novia con vestido de corte imperio, con corpiño semitransparente y falda vaporosa, y tocado de pedrería sobre la frente con recorrido hacia atrás, que da forma a un cabello rizado “cepillado”, evocando el aire decante y naïf del mundo del cabaret. Los pendientes, anillos y complementos cedidos por Acus fueron el complemento perfecto, muy en consonancia con la geoda utilizada a modo de porta-alianzas.

El look de fiesta se concibió como algo mucho más atrevido y sugerente: novio con esmoquin, de levita adamascada en tonos burdeos y negros, y novia con un espectacular diseño sirena con marcado escote corazón y finos tirantes cruzándose en la espalda, coronada por una maravillosa corona joya de pedrería y plumas que enmarcaba una melena definida por ondas al agua.

En ambos casos se optó por un maquillaje muy potente y cuidado, en distintas gamas de tonos tierra, burdeos y ahumados, conjugados para dar mayor protagonismo a los labios o más profundidad a la mirada en cada caso. Otro gran punto diferenciador fueron los ojos suavemente delineados en negros en el novio, para imprimir un carácter decadente y seductor, así como un colorete sobresaliente en las mejillas de la novia, al más puro estilo Belle Époque. El make-up and hair fue obra de Silvia Gallego Estilista.

No podemos dejar de destacar las fotografías de tipo boudoir realizadas en el marco de la sesión, con el objetivo de mostrar a una mujer real que no solo acepta sus curvas, sino que se siente orgullosa y sexy. Para ello contamos con tres preciosos conjuntos cedidos por la firma Kosa Ilusión.

REPORTAJE

Nuestros grandes aliados en esta producción han sido Claudia Guerra (fotografía) y Azulroto (vídeo), que han sabido capturar y transmitir de forma sobresaliente el enfoque, los valores y la visión artística que buscábamos; todo ese mundo de pasión envuelto en crudeza, de oscuridad y esperanza, de amor a escondidas pero en verdad, de sensualidad real y sincera, de seducción y juego… De no tener miedo. De celebración para contrarrestar cualquier trago amargo y de espectáculo convertido en poesía. Y alegría de vivir. Vivir mucho. Y mucha alegría.

Qué decir de la fotografía de Claudia Guerra… Es puro sentimiento, pura magia. Sus tonos cálidos abrazan cualquier sueño; sus enfoques dibujan el amor como solo alguien que ha hecho de ello no solo su profesión, sino también su pasión, puede hacerlo. Su rasgo diferenciador: convertir lo normal en extraordinario. Su objetivo hace protagonistas a aquellos sobre los que recae su mirada del cuento que todo el mundo merece vivir.

Azulroto es un proyecto de cinematografía nupcial sencillamente fascinante; un exponente claro de la creatividad y la originalidad que deja atrás la barrera del enfoque documental para producir auténticas piezas de autor, obras de arte. La frescura y el carácter artístico del montaje, junto a la calidad de la imagen y el sonido, y esa sensibilidad narrativa que derrocha, que te deja con la sensación de haber visto una película de cine después de un tráiler de boda, hace de sus vídeos emoción en estado puro: la que ha de contar siempre esa historia que representa toda celebración.